Las edades de la crítica/Los bloggers perdedores



El hombre en la foto es Jim DeRogatis, legendario crítico musical de Chicago, sosteniendo una acreditación especial que se entregó en el último Pitchfork Music Festival. El fotógrafo es David, escritor de 22 o 23 años que desde el año pasado mantiene un blog llamado Pitchfork Reviews Reviews, desde el que vino justamente reseñando las reseñas del sitio durante un tiempo, y luego perdiéndose en crónicas autobiográficas y reflexiones sobre Pitchfork, crecer a la par del sitio y vivir entre la elite indie, lo cual hizo al sitio más interesante de lo que ya era. Las crónicas terminaron excediendo al ámbito musical: por razones apenas esbozadas en los posts, David tuvo una charla sobre Pitchfork con Obama, empezó a negociar la filmación de un guión basado en episodios de su vida, se hizo un tatuaje de Lil Wayne en el labio que le quedó mal y se cruzó con Jesse Eisenberg, poco después del estreno de Social Network, y le preguntó que le había parecido el nuevo disco de Kanye West. Es obvio que con esa suerte y capacidad de estar en el lugar correcto tuvo múltiples encuentros y contactos con miembros de Pitchfork, recibió en persona opiniones sobre su blog, la versión original de la clásica reseña de Slanted and Enchanted por correo, y develó algunos de los secretos operativos que intrigan al freelancer medio argentino. Todo esto en una prosa atractiva pero vertiginosa, que emula las vueltas y regresiones de un discurso oral, producto del apuro y de escribir muchos de los posts desde un BlackBerry.

Así que no es extraño que David se haya sentado a charlar un rato con Jim DeRogatis en el medio del Pitchfork Music Festival. Como en todos sus posts, devela más de lo que debería, y DeRogatis no debe estar muy contento de que David piense en la posibilidad de su muerte para pasarle una "antorcha de la crítica", que haya hecho un esfuerzo por no dormirse mientras el veterano le contaba algunas de sus anécdotas o que intente descifrar a los tumbos la frustración de ser la mayor figura del periodismo musical de Chicago, y no llegar ni al 1% de alcance que tiene Pitchfork.

Pero hay muchos méritos en las reflexiones de David. Intenta ponerse en los zapatos de DeRogatis, estableciéndolo como un descendiente periodístico de Lester Bangs y objetando algunos aspectos de su gran odio por Pitchfork, y termina comprendiendo un compromiso crónico por apasionarse más que por pensar la música, algo que seguramente deriva de la diferencia de impacto que tienen una reseña en Pitchfork y una de DeRogatis en la WBEZ de Chicago. Éste termina haciendo algunas aclaraciones sobre la charla, la cual posiblemente sea la mejor pieza periodística del año, en términos de las cuestiones tratadas y el poder de David para crear escenas amenas, espontáneas y profundas.

¿Se puede ser un perdedor en la crítica de estos tiempos? Hablando de tiempos de links rápidos, likes, tweets, Hype Machine y el rebote interminable del mp3 por los blogs, por supuesto que se puede. DeRogatis recibió una catarata de comentarios negativos por recordar que la ira adolescente de Odd Future y su irreverencia que no admite siquiera a homosexuales o víctimas de violaciones está de hecho respaldada económicamente por Sony Music y XL Recordings, o simplemente por no elevar al grupo a un nivel superfluo. Hasta los lectores fueron acostumbrados a una necesidad forzada de postear sobre todo, todo el tiempo, de seguir a la par de Pitchfork y con aceptación zombie los tópicos musicales de turno, de reducir el contenido a canciones que lleven al oyente a likear el post, y de hacer que cualquier información, por más irrelevante y mínima, tenga que pasar por el blog propio para forzar algo de tráfico. Esta es una famosa editorial de Christopher Weingarten al respecto, pero si necesitaran saber más sobre qué es ser un blogger perdedor, deberían quedarse acá.

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