HIC-ROSA, PARTITURA BOTÁNICA
Fue un reflejo, una continuación al acto de mirar siempre los títulos de algún canal de noticias o quedarse viendo cada ranking de E!: lo primero que hice después de la función fue recurrir a la página 29: “Rosa Luxemburgo fue asesinada el 15 de enero de 1919. Pasó sus últimas horas de vida en el centro de operaciones de la policía encargada de liquidar el levantamiento espartaquista de Berlín.”. Tengo una noticia que darles: el film sólo dice cómo Rosa fue asesinada. Pero toda otra información no es necesaria para disfrutarlo.
Nos quedan, entonces, sus cartas, una canción, un poema y los paisajes de distintas ciudades francesas. Todo está en su lugar, sólo falta ella. Los planos generales del bosque la hacen tangible, podríamos verla como imitando a Anna Karina, leyendo a cámara. Sus textos denotan entereza frente a la adversidad, sensibilidad ante los paisajes que contempla y agresividad hacia sus enemigos. La película acompaña estos textos de manera magistral, con las imágenes y los sonidos necesarios. Claro que para disfrutarla hay que al menos desenchufarse. Si notan que hacia el final los planos de las ramas con sus hojas se repiten demasiado es porque no lo han logrado.
SINFONÍA DE UN SENTIMIENTO
Éste texto iba a ser una reseña sobre Love Story, documental dirigido por Chris Hall y Mike Kerry que se proyectó en el último MARFICI. La autoridad del festival no respondió al pedido del DVD del film (a esta altura no alcanzan los recuerdos de la proyección en noviembre), y la nota se tornó totalmente hacia los aspectos musicales de la banda.
Es un comentario personal, pero la historia de Love no podría diferenciarse en el panorama del rock de los ’60: la psicodelia, la actitud, las letras, el estado mental, un líder y principal compositor atormentado y en conflicto consigo mismo, conflicto que luego surgiría con los integrantes de “su” banda… En un término cinematográfico, Love les podría venir a la mente en la escena del single hippie de This is Spinal Tap.
¿Y por qué dedicarle tiempo, esfuerzo y caracteres? Cuarenta años después de su primera desintegración Love no es ningún chiste: el convencimiento del cantante Arthur Lee de que estaba a punto de morir derivó en la producción de tres discos en tres años consecutivos, que en su escucha hacen imposible comprender cómo en tan poco tiempo la banda pasó de tocar el común folk de la época a dar inicio a varias ramificaciones del rock con Forever Changes, la respuesta orquestal y exótica a Sargent Pepper Lonely Hearts Club Band y Pet Sounds. Pero no sólo hacia el lejano futuro estaban destinadas sus innovaciones, ya que, siendo Lee el líder del grupo, se inauguró la imagen del hippie negro, que según él les dio su lugar a artistas como Jimi Hendrix y Sly Stone.
Todo esto comienza tiempo después de que Arthur Lee and the LAGs grabara un single instrumental para Capitol, en 1963, y de que Lee decidiera seguir una dirección musical distinta a la imaginable hasta el momento para un músico negro. Con Johnny Ecols en la guitarra, Johnny Fleckenstein en el bajo y Don Conka en la batería formó a los Grass Roots, debiendo cambiar su nombre a Love ante la existencia de un grupo en Los Angeles con el mismo nombre (lo mismo le sucedió a Spinal Tap, es cierto), y unió como guitarrista a Bryan MacLean, quien era el manager de los Byrds y contribuiría con algunas composiciones.
Luego de grabar versiones de los Byrds y los Lovin’ Spoonful, en 1966 Elektra edita Love, que llega a un aceptable puesto 57 en ventas. La futura evolución musical de la banda tiene una especie de bosquejo en la placa que, no obstante, está muy arraigada a las influencias musicales de Lee, sin dejar de resaltar la impronta mod –y hasta punk si se quiere- en canciones como My Flash On You y My Little Red Book, cuya versión enfureció a Burt Bacharach, autor de la canción junto a Hal David. El resto del disco muestra claramente cuál era el estilo reinante por aquella época, notable en Soflty To Me, compuesta por Maclean, y baladas como Mushroom Clouds y A Message To a Pretty.
La banda, ya sufriendo por su adicción a las drogas, se mudó a una mansión en Brave New World, Laurel Canyon, que había pertenecido a Bela Lugosi y ahora veía pasar a una gran cantidad de músicos amigos de la banda. Además, se produce uno de los hechos que le daría el eterno mote de “banda de culto”: The Doors, descubiertos por Lee, comenzaban un tremendo ascenso en su popularidad, mientras que Love no expandía su repercusión fuera de Los Angeles.
Para la salida de Da Capo, en 1967, Ken Forssi reemplazó a Johnny Fleckenstein en el bajo y Alban Pfisterer a Don Conka en la batería, para luego pasar a los teclados con la llegada de Michael Stuart.
Da Capo desecha rápidamente lo musicalmente correcto que puede encontrarse en el disco anterior. Es un álbum arrollador, con los integrantes tocando furiosos pero ajustados y quitando cualquier rastro temporal a las canciones, apocalípticas (Seven & Seven Is, la única que entró al top 40), oscurísimas (The Castle, donde la guitarra empezaba a mirar hacia España), con olor a jazz (Stephanie Knows Who y Revelations, de 19 minutos) ¡y a bossa nova (Orange Skies)! La psicodelia podía ser totalmente distinta, y así lo demostró.
Pero la psicodelia se trataba también de otras cosas, y la droga llevó al grupo a serias chances de desintegrarse. Los músicos debieron sobreponerse y mejorar su estado para que, luego de dos temas grabados con sesionistas, pudieran volver al estudio. Con este antecedente, y Lee negándose rotundamente a salir de gira, se edita uno de los mejores discos de la historia.
Supongamos que Love es el comienzo tímido de una relación, y Da Capo el cúmulo, el extremo del placer. Forever Changes es puro despecho, nostalgia, un viaje en un convertible por cualquier ruta desierta lejana a la escena musical estadounidense. El disco tiene orquestaciones y coros extrañísimos para el rock, que sin embargo se incorporan con facilidad al escucharlo, junto a letras que parecen definir al amor, la vida y lo que espera del otro lado, y el condimento que mejor acompañó a Love: el flamenco. Como dije antes, puede equipararse sin vergüenza a Sargent Pepper o Pet Sounds, sin olvidar que tiene una diferencia abismal a favor por lo bien grabado que está, lo que permite apreciar todos los detalles de los instrumentos utilizados. La belleza y complejidad dio incluso un hit, Alone Again Or, compuesto por MacLean, quien se muestra más que nunca y logra alejarse de la sombra de Lee.
Pero a Love siempre le pasó algo, las cuestiones internas se sumaron, la banda no presentó el disco demasiado lejos -se dice que Lee no quería alejarse de quienes le suministraban las drogas- y un clásico terminó en el puesto 154 según Billboard.
Finalmente se produce la disolución de la primera formación; comienza aquí una seguidilla de discos de un menor nivel e intentos sin resultado de Lee por editarlos: desde el sumamente escuchable Four Sail -el último con Elektra, editado durante la buena racha de las composiciones de Lee pero sin la banda de siempre-, pasando por las canciones junto a Hendrix (Lee fue el ingeniero de su primera grabación y el compositor de la canción, My Diary) que no se publicaron por cuestiones legales, tres discos mediocres en 1972, 1974 y 1977, un compilado de la primera época lanzado por Elektra en 1980 y dos vueltas, una en 1981 y la otra en 1994, hasta los reconocimientos hacia la banda que empezaron a llegar en los ’90 (lean y tengan una idea de lo que es influencia musical: Led Zeppelin la reconoció como tal cuando entró al Rock and Roll Hall of Fame en 1995).
Pese a la desaparición casi total del plano musical, los integrantes de Love seguían siendo públicos. MacLean se internó en el cristianismo después de sufrir una crisis nerviosa, tocando eventualmente junto a su hermanastra, y murió en