#26MDQFest: diario (3)



Creo que no he asistido a más de 20 funciones. La vorágine de ocupaciones en las que me enredé la semana pasada me sacó tres días enteros del clima del festival, y llegó a su cumbre el viernes, cuando a la mañana fui a la pasantía que estoy haciendo en un hotel, después del mediodía estuve por gran parte de la costa dando una visita guiada a un curso de escuela secundaria, como un trabajo para la universidad, inmediatamente después asistí a la mesa de programadores de festivales que se realizó en el teatro Auditorium y finalmente, y bajo lluvia torrencial, volví a casa a terminar un trabajo práctico. Creo que salió todo bien, y el sábado pude volver a los cines con el orgullo por las nubes y las ojeras por el suelo.

En su presentación previa Dante describió mejor que nadie la experiencia de ver The Movie Orgy, como una especie de zapping en el que dejamos y retomamos distintas programaciones según nos estén interesando más o menos. ¡Y no es mucho más que eso! Si van al MALBA a verla se encontrarán siguiendo varias películas sci-fi de los '50 y '60, mezcladas con publicidades, clips musicales, buenísimos montajes entre películas y varias rarezas muy entretenidas. Hacia su última hora se dedica a cerrar con cierta prisa las historias de las películas que elige recorrer, dejando de lado clips más cortos en el medio y haciéndose algo más pesada, pero de ninguna manera deja de ser divertidísima, ni sus 4 horas de duración dejan de pasar realmente rápido.

En la mesa sobre programación de festivales a la que asistí el viernes, disertantes (Marcelo Alderete, Roger Alan Koza, Gonzalo Maza y Anne Delseth) y público nos fuimos llevando hasta la conclusión de que Mar del Plata debería elegir una senda cinematográfica por la que conducirse en materia de programación, pero que las deficiencias generales en la distribución y exhibición de películas alternativas en Argentina condicionan al festival a tener que proyectar películas que de otra manera no llegarían a ningún cine del país. Ejemplo propuesto por Alderete y compartido por todos: uno ni siquiera quiere intentarlo con Melancholia de von Trier, y en mi caso no me afectaría en nada que no la programen, pero siendo un director ya muy reconocido en el circuito cinéfilo, y sin chances de que tenga un estreno comercial duradero, el festival simplemente tiene que pasarla. En ese instante fue que Maza delineó una idea que quiero subrayar: la mix también es un camino.

Esta idea puede aplicarse a Mar del Plata en el sentido de que éste siempre ha sido un festival demográficamente amplio, que una vez alejado de marzo (el principal mes en lo que respecta a turismo de jubilados), y gracias a la acción del Programa País, comenzó a recibir una mayor cantidad de estudiantes de cine, pero que siempre tuvo público, por dar dos ejemplos distantes entre sí, para la nueva de Albert Serra y la retrospectiva de Favio. Pero insisto en la idea de que más allá de ese aspecto del público que es real, la mix no es tanto un camino para el festival como una obligación. La diferencia en la cantidad de estrenos comerciales que existe entre Capital Federal y Mar del Plata (5 horas de distancia) es enorme, el espacio INCAA en la ciudad se levantó hace dos años y de manera muy aislada e irregular surgen ciclos que pasan películas contemporáneas. El último emprendimiento con una afluencia considerable de gente fue el de la proyección en fílmico de muchas películas que habían pasado por festivales, en el teatro Auditorium, como un ciclo de Cine Arte y con fechas de exhibición que apenas antecedían al estreno en video de los films, mientras que en 2008 el BAFICI itinerante vino por única vez a la ciudad, proyectando cosas como Historias Extraordinarias, que jamás se volvieron a ver por acá, y el ciclo de Nuevo Cine Argentino del staff de Fancinema, que venía a llenar el vacío que había dejado el Espacio INCAA, debió cancelarse porque la sala del Auditorium que utilizaba ya no puede expedir boletos del INCAA. Mientras no mejore integralmente la situación de exhibiciones en el interior, durante todo el año, el cinéfilo seguirá de golondrina hacia los dos festivales, si bien el Programa País, INCAA TV y BAFICI y Mar del Plata itinerantes están logrando lo que se proponen. Lo fundamental a tener en cuenta en estas acciones es que sus resultados pueden tomarse muchísimo tiempo para aparecer, y que en ese sentido la falta de solvencia no puede ser causal de dar de baja estas ideas, o dejarlas a medio camino. De hecho, la constancia de un equipo de programación firme en el festival local desde 2009 empezó a rendir frutos en una selección identificable con Mar del Plata, y un éxito notable en la venta de entradas de esta edición.

El festival es ecléctico y federal, y no estaría nada mal que algún día decida seguir una línea cinematográfica que lo distinga, en desmedro de una retrospectiva o de traer un estreno (soy detractor de una mirada excesivamente antropológica del festival a la hora de armar algunas de las secciones de cine contemporáneo). Pero cualquier omisión que decida cometer se va a transformar en un defecto de la selección, mientras tenga que seguir compensando la gran sequía de cine que se vive el resto del año.

75 habitantes, 20 casas, 300 vacas debió colarse en la sección Estados Alterados para poder proyectarse en el festival, cuando tranquilamente podía competir -y ganar- la competencia argentina. La película nacional más estimulante para los sentidos de los últimos años, quizá desde las escenas en pileta de Agua y el recorrido litoraleño de Los Muertos, pero de una manera mucho más integral y regular a lo largo de toda su duración, es un paseo muy sobrio y efectivo por la infancia del pintor Nicolás Rubió y sus obras al respecto, en el cual uno puede conseguir la información necesaria sobre el artista y su vida sin tener que atravesar ni una sola entrevista de cámara a 45º, observando en el proceso sus pinturas con un gran detalle, y con tremendos efectos sonoros y visuales sobre los óleos que lo transportan a uno no sólo al taller de Rubió en Buenos Aires, sino también al pueblito francés donde transcurren las historias que cuenta en off.

Por lo pronto, esta edición me pareció la mejor desde 2008. El gran valor cinematográfico de las retrospectivas (además de las mencionadas en estas crónicas, he visto dos películas de Luis García Berlanga, en copias maravillosas) junto con la cantidad increíble de gente que fue a verlas, son las dos muestras que elijo para decretar que el festival está empezando a lograr sus pequeños triunfos, como para comenzar a olvidarse del resquemor por su continuación a cada año y empezar a soñar con un monstruo cinematográfico que año tras año se alimente y llegue, a su manera, a la altura que ostenta el BAFICI. Mientras tanto hay que apretar las clavijas para impedir que se produzcan los pequeños problemas de organización que los afectados agrandan con justa razón, dejar de reducir la cantidad de películas de una vez por todas y sencillamente (pero cómo cuesta) terminar de imponer los movimientos acertados de esta edición. Tengo grabada la charla de programadores que mencioné, y es posible que la suba en versión escrita, cuando consiga tiempo.

#26MDQFest: diario (2)


 
El festival está teniendo una crecida increíble de público, y a la vez constantes dolores de cabeza con algunos aspectos organizativos. Es la mejor edición que recuerde desde la de 2008 (aunque aquella incluyó descubrimientos amorosos, y otras pelotudeces personales), y en la que más densidad de público por sala percibo, teniendo en cuenta que asisto al evento desde 2005, cuando vendía mis jueguitos de Sega para poder comprarme entradas. Las mejoras evidentes, que pasaré a describir y reconocer en sucesivos párrafos, serán minimizadas por el periodista que todavía tenga problemas para conseguir la acreditación que pidió debidamente, y completamente ignoradas por el espectador más novato que sufra una de las numerosas interrupciones y retrasos en las funciones, especialmente las que implican la proyección de una copia considerablemente antigua. El director de La H, Nicanor Loreti, se quejó anoche del mal sonido que la sala Ambassador 3 le daba a su documental, pidiendo innecesariamente a la platea metalera que no destruya la sala por tal motivo. El problema era imperceptible y los fanáticos de Hermética vivieron la función como chicos en un continuado de alguna sala grande que no existe más, pero esa no es la única cuestión respecto a Loreti que trataremos hoy.

La H es un documental de formato vergonzosamente televisivo, que entre tipografías rockeras, montajes manipuladores y transiciones de video de fiesta de 15 se traga la historia del fenómeno más grande del Heavy nacional al estómago donde conviven el típico documental enlatado de Muchmusic, la oxidada imagen rebelde de la Rock & Pop y el criterio periodístico del Sí!. En algo más de una hora La H desarrolla como puede la inserción contracultural del metal nacional en el menemismo, el ascenso meteórico de la banda (entre testimonios con muy buenas anécdotas, reconozcamos) y su disolución, ante la cual el documental, quizá hasta sin intención, termina señalando a Iorio como el culpable mayoritario. Dada su posible responsabilidad en el hecho (la que, según las acertadas intervenciones del Ruso Verea, es cuestión propia de Iorio y el resto de la banda), y más allá de la dimensión extravagante que tomó su personaje, Iorio sale limpio al no haber prestado su testimonio. Fue el único miembro que siguió una senda artísticamente considerable, que no acudió a las discográficas para editar material vergonzoso y que no prestó su versión de los hechos para un documental al que la remera de Locuras le queda demasiado grande.

Así como los metaleros agotaron la función de ayer de La H (en la que también se vieron chicas en calza y una nena con remera de Hello Kitty, según les juro), pisteros de antaño iban con camperas del ACA a ver La Caracas, y así sucesivamente. Hay una concurrencia inusualmente buena para los días de semana, o funciones posteriores al mediodía, y un caos notablemente menor en colas de boleterías y de entrada a las salas. Vaya mi reconocimiento a la venta anticipada de boletos: si bien me parece algo peligrosa una disponibilidad tan anticipada cuando lejos están de sobrar las localidades, y cuando debería darse prioridad al cliente marplatense, en cantidad de puestos físicos de venta habilitados (por unos días, y previamente a la apertura de boleterías en los cines, Buenos Aires contaba con 7 puestos más que Mar del Plata), me vino de maravillas no tener que hacer cola para adquirir las entradas el mismo día de cada función.

Sólo conocía Offside, entre la filmografía de Panahi, y la vi cuando se estrenó en el festival, hace unos 4 años y cuando mi capacidad de análisis era aún menor que la actual. This Is Not a Film rompió cualquier esquema que hubiera podido armar de esa mala experiencia anterior (Offside me había parecido algo manipuladora, corriendo detrás de la problemática presente y haciendo justicia, pero sin el estilo necesario para trascender a la denuncia). La frescura y espontaneidad -planeadas o no- que definen a This Is Not a Film, y el buen humor de Panahi durante la mayor parte de la película, la alejan de ser un manifiesto burdo que le hubiera jugado en contra artísticamente (suponiendo desde ya que en lo jurídico no caerá bien en el gobierno iraní que un preso ande haciendo y exportando películas a escondidas, y refregándoles en la jeta su triunfo). This Is Not a Film sí es un film, y si uno lo mira con la frialdad necesaria para separar el momento que atraviesa Panahi de la calidad de lo que produjo, no sólo estará encarando a la película de la manera correcta, sino que además estará en sintonía con la intención de Panahi, y va a pasar un gran rato viendo a semejante figura charlando con el portero del edificio, en el marco de un conflicto político terrible y mientras se hace peligroso andar con una cámara por la calle.

No sé cómo sentirme respecto a los satélites del festival. Por ahora, como estudiante universitario y pasante en un laburo no dispongo del tiempo suficiente para ver todas las películas que quisiera, como tampoco para asistir a las fiestas y disfrutar los privilegios externos al festival que la acreditación de prensa me otorga. Obviamente quisiera aprovechar mucho más la experiencia festivalera, y lo haré en las ediciones que me encuentren más libre, pero en el marco de un aporte presupuestario que no es el ideal, ¿son útiles o al menos satisfactorias ideas como las series de los lobos Tony y Quique y el diario de De Caro? ¿Se estarán viendo mucho? ¿Hay tiempo para verlas en medio del trajín festivalero? No son ideas que rechace de plano, y a fin de cuentas significan difusión y promoción del festival, pero quizá podrían implementarse en maneras más convenientes (como previamente a las funciones, con mejores guiones o puntos de partida), para que no queden tan perdidas y terminen siendo un gasto inútil. Que tampoco digo que es injustificable, ni deben implicar un gran costo. Entre los invitados al festival, ¿todos pueden devolver la cortesía con aportes periodísticos, o de actividades para el público?

Con la escasez de tiempo se reducen las funciones, y mi obsesión en esta edición apunta a la retrospectiva de Rodolfo Kuhn, cuya Ufa con el sexo me dejó la mandíbula por el piso en la edición pasada, y cuya Los jóvenes viejos me inspiró una mixtape este verano. Lamentablemente, no se están proyectando los dos cortos prometidos en la sección, Contracampo y Luz, cámara, acción. Vi Pajarito Gómez (una vida feliz), agridulce mockumentary que Buñuel pudo haber filmado sobre Cecilio, el enemigo anticomunista de Bombita Rodríguez.

(Reseñas en directo por Facebook y Twitter

#26MDQFest: diario (1)



El sábado después del mediodía retiré sin problemas mi acreditación, que se me había confirmado dos días después de haberla pedido. Los únicos problemas de organización que sufrí fueron el retraso de funciones en la sala Ambassador 2, el mismo sábado, por lo que desistí de ver Los Visitantes de la Noche para no perderme funciones posteriores, y la leve demora para recibir el catálogo. Me consta que conocidos tuvieron problemas para conseguir sus acreditaciones, tanto en el proceso de inscripción como para retirarlas del centro de prensa. Una pena que desde el arranque se olviden viejos problemas pero surjan nuevos que antes no se producían, aunque todo se solucionó rápidamente.

Vikingland es un ordenamiento bastante preciso del material que el marinero Luís Lomba grabó en el ferry donde trabajó (al menos) durante los años 1993 y 1994. Las escenas se dividen según aspectos laborales, partes del barco donde ocurren las acciones, elementos del paisaje o momentos determinados, como la cena de Nochebuena. De la inocencia técnica y guionística con la que Lomba maneja su cámara, más el ingenio del montajista del material, Xurxo Chirro, surge una película sorprendentemente conectada con los universos de dos directores: el Neorrealismo relajado de Perrone para sacar lo mejor de cualquier situación, por más plana y cotidiana que sea, y un montón de planos fijos alla Benning de los empleados del ferry o los paisajes que la flota atraviesa, esto último obviamente afectado por la calidad mediocre de la cámara, pero sin dejar de transmitir la soledad que provoca tener que estar tanto tiempo flotando entre hielo danés.

No me crucé por ningún lado a Martínez Suárez, ni fui a la ceremonia de apertura para no andar enojándome por política, pero al director del festival lo vi en televisión el viernes por la noche, en una nota que grabó para un sórdido canal de cable marplatense, lo cual me refrescó la memoria sobre la muy activa y sorpredente tarea que está realizando.

Dragonslayer me dejó muy contrariado ante la vida pasada y actual del skater Josh Sandoval, y más en la forma en que la documenta y la presenta. Skreech vive entre la fama que le dio la patineta, el grupo de amigos más cercano y contenedor que sus padres y una novia capaz de dejar los estudios por salir de gira con él, y entre el bebé que cuida a sus 23 años, la constante falta de dinero y techo y una vida propia que simplemente no puede poner sobre rieles. La película muestra esta contradicción sin juzgar ni hacer apología, pero si bien no peca estéticamente, no puede evitar reminiscencias clarísimas a las formas en las que MTV retrata adolescentes embarazados, cuando en el producto final se nota que habría sido más útil ayudar en algo al pibe en cuestión que andar mostrando cómo se relaciona con sus vínculos o intenta manejar su vida con una iluminación y un montaje premeditados para resaltar las emociones. ¿Cuándo la crónica juvenil deja de ser un instrumento de identificación y pasa a ser una lisa y llana masturbación cinematográfica?

Ahora bien, ¿críticos quejándose por el hotel en el que los alojaron gratuitamente? ¿Es en serio?

Está en perfectas condiciones la copia de 16 milímetros de Las Vacaciones del Sr. Hulot, y en coma 4 la capacidad del espectador para detectar los chistes físicos y escenográficos de Tati en pantalla, más cuando no están explicados con la servidumbre guionística de la comedia nacional.

Con un completo desconocimiento de la filmografía de Alex Cox, y sin intenciones de interiorizarme antes de comenzar a explorarla, fui a ver Three Businessman esperando una comedia de enredos que llevara a los dos protagonistas por tantas partes del mundo, según lo poco que recordaba de la reseña del catálogo, y un componente buñuelesco que Cox señaló en la presentación, algo difuso pero que pude ver. Lo que terminé descubriendo es una película muy anclada en las preguntas y cuestionamientos propios del fin del siglo pasado, donde previo al Y2K, las chances que ofrecía Internet se divisaban como un apocalipsis cultural. La metáfora del final me pareció propia de -y mucho más apropiada para- un cortometraje, que además le hubiera dado a los diálogos de los empresarios una mayor concentración para los mensajes que va esparciendo a lo largo del metraje.

Más allá de las importantes conexiones genealógicas y profesionales, y su grossa trayectoria, Alice de Andrade mencionó, antes de que se proyecte Memoria cubana, que se encuentra en una instancia de tesis con el documental y la reacción del público, así que dejó unos cuestionarios a la salida de la función, que en varias preguntas recogen la opinión del espectador sobre el material de archivo presentado (los impresionantes noticieros del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos), la forma en que lo ordenó y nuestros conocimientos previos y posteriores a la película sobre la historia cubana, que si alguien quisiera tener me puede avisar para que lo escanee. Lo que le estaría diciendo es que en una extensión que apenas supera la hora el documental se las arregla para marear bastante al espectador en la visión que obtiene sobre los noticieros: se habla demasiado de la visión cinematográfica pionera del fundador del noticiero, Santiago Álvarez Román, cuando apenas uno se introdujo en el contexto revolucionario en que surgen las producciones, para después emprender un recorrido cronológico más ordenado sobre el making of de los episodios del noticiero a través de los grandes sucesos políticos y sociales que le incumbieran de alguna manera al gobierno cubano durante mediados del siglo pasado. El otro punto a favor del documental es que no escatima en mostrar los episodios del noticiero mencionados por los protagonistas, obras de un ingenio y adelantamiento visual impresionantes para bajar la línea revolucionaria, cuando personalmente esperaba encontrarme una especie de Sucesos Argentinos con acento caribeño.

Por segunda edición consecutiva la publicidad estática del festival estuvo presente en tiempo y forma, es decir, varios días antes de que se largue el evento y en varios puntos de la ciudad, más allá del centro. La respuesta de público en los primeros dos días fue impresionante.

La primera película que vi fue Beyond the Black Rainbow, intrincadísimo revival de terror, sintetizadores y estéticas de otros tiempos, que hace demasiado la plancha en la experimentación con la fotografía y parece resolver la trama cuando se acuerda de que la película tiene que terminarse.

(Reseñas en directo por Facebook y Twitter)

#26MDQFest: recomendaciones



(Se reciben links para actualizar el post)










#26MDQFest: ¿y la lista de links?



Ya anduve desparramando mi angustia por las redes sociales, y hablé de mi fatiga general en un post anterior, así que vaya el anuncio sin rodeos: por lo menos hasta terminado el festival no voy a armar la lista de links a las películas. No faltan ganas pero sí tiempo. ¡Una semanita, nomás! Gracias. Recuerden que aquí a la derecha están todas las listas que hice para anteriores ediciones de Mar del Plata y el BAFICI.

Últimos Gritos #64




(El reproductor puede no verse por RSS)

Trivia: para esta mixtape de Halloween no usamos ningún audio ni referencia a Carrie, sino algunos tracks de este testimonio impresionante del agente Dale Cooper, más los únicos dos momentos en The Birds que incluyen algo considerable como banda sonora. Se han subido por toda la blogósfera muchas mixtapes de Halloween mejores que la presente, y estas son algunas.
Fever Ray - If I Had a Heart
Spaceghostpurrp - Possessed
Oskar Sala - Títulos de The Birds
Animal Collective - Bleeding
Naam - Frosted Tread
Tune-Yards - Wolly Wolly Gong
Brian Eno & David Byrne - The Jezebel Spirit
Ryan Adams - Ghorgon, Master Of War
Helado Negro - Deja
Angelo Badalamenti - Dance Of The Dream Man

Todos los jueves a las 24 (UTC-3) en Antes que Nada (streaming en directo), con Ignacio Sacchi y Juan Francisco Gacitua. Por Rock & Pop Beach, FM 98.9, Mar del Plata, Argentina.

Donuts Para Todos


Huili Raffo

2011 viene siendo para mí un año de muchos esfuerzos con sus consiguientes recompensas y resultados. Pero de muchos esfuerzos. Pocas horas de sueño, bruxismo, gripes, mala postura, cuadros de estrés que aparecen en forma de un latido medio fuerte del corazón y muchos amigos, conocidos y chicas que se sienten postergados cada fin de semana son signos algo deprimentes para esta altura joven de mi vida, pero que para mediados de diciembre se verán reflejados en la alegría de haber manejado dos materias de la universidad, una pasantía, dos cursos, la radio, el festival de cine, este blog y la búsqueda laboral para el verano de manera exitosa (porque no concibo terminar el año de otra manera). En julio pasé la primera semana de las vacaciones de invierno solo en casa; los días que debía dedicarle al descanso y recuperar un poco de adolescencia los gasté sufriendo una gripe bastante fulminante, con las fuerzas suficientes para tomar los antibióticos, comer algo y volver a la cama a ver una película a cualquier hora, intentándolo para colmo con cosas como El Proceso de Welles, que llevaron mi situación al tope histórico de lo patético.

En esas tardes más depresivas para quien me viera pasarlas que para mí mismo, me puse a revisar indiscriminadamente la página de audios de UbuWeb, bajándome cosas que obviamente eran menos oscuras e intrincadas que mi humor de esos días. Una vez juntado bastante material se me fue ocurriendo qué hacer con lo que estaba bajando, y decidí que sea una mezcla de canciones bastante larga, que sea más snob y retorcida que cualquier cosa que haya pasado en la radio antes -la mayor dificultad-, y unirla al título que se me había ocurrido esperando el colectivo una noche. Con el tiempo disponible fui avanzando lo más lentamente posible sobre la selección y mezcla de canciones, dejando a último momento dos pequeñas tomas con mi voz anunciando el nombre del programa, como un registro para la posteridad, y una pequeña idea que se me ocurría para el track introductorio, largo, pesado y triste, como esos días de invierno en los que pensé todo: un collage de spots de campaña, diálogos televisivos y sucesos que hayan marcado el zeitgeist político de los últimos tiempos.

Cuando empecé a buscar los audios para esa última idea, unas semanas antes de comenzar a armar la mezcla final, decidí limitar los sonidos involucrados a spots de campaña: una selección de entrevistas y opiniones me habría tomado un tiempo enorme y daría como resultado una postura inevitablemente parcial, que quise evitar a rajatabla. Las ocupaciones actuales me llevaron a mezclar las publicidades el día anterior a las elecciones, por lo cual el collage no quedó con la extensión que deseaba, pero sí transmitió, en el amontonamiento de voces sobre el saxo harto melancólico de la canción de Harold Budd, mi ofuscamiento general entre el cruce de voces, las discusiones, la alegría de unos y las distintas sensaciones negativas del resto. Donuts Para Todos fue un programa sobre estar muy dormido y zombie (exactamente por la falta de sueño, por si esperaban responsabilizar a cualquier inspiración química) mientras están pasando cosas evidentemente importantes; y no tanto esas cosas como la nebulosa desde la que las vi produciéndose. La misma nebulosa sobre la que escribo esto, cuando debería terminar un TP de una vez, y -la peor noticia- arrancar con la lista de links, y tantas otras ideas de cara al festival. Recupero siestas y después hablaremos.



Donuts Para Todos (23/10/11, TP Campaign Companion)

Harold Budd - Bismillahi 'Rrahman 'Rrahim (Intro)
Bobby Brown - In Search Of A Dream
R. Stevie Moore - Sunday Samba
bpNichol - Beach at Port Dover
Laurie Anderson - Three Expediences
НИИ Косметики - Счастлив
Charanjit Singh - Raga Todi
Daphni - NPE
Spaceghostpurrp - Thowed
J Dilla - Airworks
J Dilla - Lightworks
Sun Ra on WXPN, Christmas Day, 1976 - Side A
Matana Roberts - Kersalia
AVANT #3. Francisco López - Primera Parte
Ski Beatz - Taxi (Instrumental)
Robag Wruhme - Pnom Gobal
Osvaldo Golijov - En el Monte de los Olivos
Osvaldo Golijov - Cara a Cara
Ricardo Villalobos & Max Loderbauer - Recat
Penguin Cafe Orchestra - Numbers 1-4
Nass el Ghiwane - El Madi Fate
Shabazz Palaces - The King’s New Clothes Were Made By His Own Hands
Fata Morgana: el número del proxeneta y la madame
Minutemen - The World According to Nouns
Love - The Good Humor Man He Sees Everything Like This
Shits And Giggles - Zykatronics
James Ferraro - Radio Cherubs (Outro)