2010: discos notables, parte 2


Ordenados alfabéticamente. Un top 10 se va a publicar la semana que viene. Clickear en las tapas para escuchar en Grooveshare o descargar. Ver parte 1

De un disco de 2008 recordaba a Cadence Weapon como un rapper que complicaba la fluidez de las canciones por desarrollar sus conceptos, cosa que en un poeta laureado y ex redactor de Pitchfork es algo normal. Pero como en el caso de Wale, presente en esta lista para el viernes, Cadence Weapon suena mejor haciendo una mixtape, sin pasar los cuatro minutos en todas las canciones y con la libertad de elegir cualquier sampleo sin comprometer a ninguna editora. Ingresando $0,0 como donación en el sitio la mixtape puede descargarse gratuitamente.

Dope y sick son los términos que definen obras como esta: dope rhymes, sick beats... O viceversa. A la enésima referencia al porro, Curren$y demuestra que todos los caminos conducen a rimas y risas. Después de décadas de solemnidad alrededor de las drogas, una ola de muy básicos mc's encabezados por Gucci Mane retoman el legado de Snoop Dogg y conciben lo que es fumarse algo como quienes lo vemos de afuera: una boludez para cagarse de risa. El certificado de excelencia de los beats sureños del disco es la participación de Raekwon en la versión de Micheal Knight, al final del álbum.

Bueno, no hay nadie que no haya sido avisado de que éste es un encargo de Disney, y que los compositores debieron atenerse a profundizar los climas de la película. Pero Daft Punk fue el único motivo por el cual uno esperaba la banda sonora antes que la película misma, y si algo puede decirse de este disco es que no parece hecho por ellos. ¿Es bueno? Muy. Pero le ayudaría mucho que la película también.

Uno de los varios discos del año que gustan y desafían para el análisis: se parece a muchos sonidos del pasado, pero quizá a varios que uno ni siquiera tenía en cuenta. No llega al top 10 por falta de escuchas, pero también porque ya está bien posicionado en cualquier lista que encuentren por ahí. La voz de Cox suena muy bien como para haberla distorsionado en varias canciones.

Entre los Pet Shop Boys noventosos y los Animal Collective más pastilleros. Lamentablemente nadie les pidió que canten en inglés, pero es cierto que tal cosa me resulta menos irritante que estadounidenses cantando las canciones en español de El Guincho, muy sobrestimado entre lo proveniente de España.

P: ¿no es divertido, cínico, bailable, enérgico y estúpido? R: ¡Es Devo 2010! Debió haber aparecido en más listas, porque no tiene absolutamente nada de sobra.

Cuando por Marzo aparecieron estas gemas muy extrañas para encasillar pero con mucho más groove que cosas mejores valoradas como Cosmogramma de Flying Lotus (no mucho más que la diferencia entre escuchar música y estar en el subterráneo cuando la vía hace ese ruido horrendo), con mucha sorpresa consideraba que este disco podía ser de lo mejor del año. Más allá de los formalismos y los puestos, seguramente este sea el mejor disco de Roberto Lange, que el año pasado había editado el genial debut de Helado Negro.

... Bastante bien. Nada podía ser mejor que la primera parte, excepto por la tapa. Return of the Ankh quedó como una buena amenaza de que esto es más que Neo-Soul, que el juego ya no se reduce a la garganta y que a Fat Belly Bella no le cuesta tener que demostrarlo. Su poderío conceptual es fuertísimo, y termina proyectando la imagen de la Badu robótica en la tapa. Qué mina.

Cuatro músicos y dos cantantes se caen de la máquina del tiempo, o se toman muy en serio la lección de Raphael Saadiq. La monstruosidad individual de Motown está presente en cada integrante, y constituye un disco perfecto para regalar a mamás. Por supuesto que esto se va a editar acá para el momento en que la banda sature, pero si el presupuesto lo permite ahora, es una gran idea. Triunfo blogger: descubierto gracias a Antiquiet.

Un acto que se complementó en su gira con Caribou y que así se describe un poco: nada mejor para entrar en un ambiente electrohippie que canciones con un 60% de instrumentos acústicos, construidas con la paciencia de un Villalobos.

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