Buscando material para el pasado Últimos Gritos me topé con el segundo disco de Pommez Internacional, a través del track de apertura, posteado en Bandcamp. El agradable shock que me provocó la canción derivó en una situación bastante incómoda: comencé a escuchar el disco entero, agregué inmediatamente a la banda en Facebook, y unos minutos después estaba comentándole a uno de los miembros que sinceramente no entendía qué estaba escuchando, pero lo estaba disfrutando mucho.
Para arreglar un poco mi imagen después de lo sucedido, puedo decir que logré identificar de manera básica el sonido de la banda después de unas escuchas. Tenía esta extraña teoría acerca de la música nacional, que decía que la escena muestra réplicas de los movimientos musicales internacionales más o menos 20 años después de que se hayan producido. Dicha teoría me era útil para comprender al noise, cada vez más protagonista del sonido de bandas como Él Mató a un Policía Motorizado o Go-Neko!, como así también para pensar la aparición de una camada de DJs que mezclan ritmos nacionales y regionales con estilos electrónicos como una evolución del Hip-Hop nacional, adentrándose en la experimentación del sampleo propia de principios de los noventa. Pero si esta teoría no se sostiene matemáticamente, y deja afuera a los cantautores folk que no creo hayan sido influenciados por John Darnielle, la idea se termina derrumbando al escuchar Contraluz Contraataque.
La meta que me había planteado al escuchar por primera vez el disco era la de reducir el estilo de Pommez a tres artistas o estilos identificables, no como una manera de evitar un análisis elaborado, sino para no repetir esa performance de confusión que me provocó al principio. El fuerte de las canciones está lejos de las letras o las melodías, y se ubica mayormente en la persistencia de pasajes instrumentales que enfatizan climas propios del trip-hop, pero que sin embargo (y podría mencionar a Caribou en este marco) son ejecutados con muchísima precisión en cada uno de los instrumentos, que no ceden a arreglos ruidosos que le quiten autonomía y protagonismo en la mezcla final. En contrapunto a estos pasajes, los momentos vocales muestran reminiscencias a la especie de folklore que profetiza Juana Molina. Estos momentos (La Matanza y gran parte de Deseo) resultan ser los menos sólidos del disco, y si bien no son causal de saltear tracks a la hora de escuchar el trabajo entero, no lograron cautivar mi oído de la misma manera que el resto. A favor de los altos y bajos del álbum, hay que decir que todos logran hacerme pensar que el indie nacional está adelantando mucho trabajo pendiente.
Contraluz Contraataque se puede escuchar entero en el MySpace de Pommez Internacional.
Argentinos anteriores
La meta que me había planteado al escuchar por primera vez el disco era la de reducir el estilo de Pommez a tres artistas o estilos identificables, no como una manera de evitar un análisis elaborado, sino para no repetir esa performance de confusión que me provocó al principio. El fuerte de las canciones está lejos de las letras o las melodías, y se ubica mayormente en la persistencia de pasajes instrumentales que enfatizan climas propios del trip-hop, pero que sin embargo (y podría mencionar a Caribou en este marco) son ejecutados con muchísima precisión en cada uno de los instrumentos, que no ceden a arreglos ruidosos que le quiten autonomía y protagonismo en la mezcla final. En contrapunto a estos pasajes, los momentos vocales muestran reminiscencias a la especie de folklore que profetiza Juana Molina. Estos momentos (La Matanza y gran parte de Deseo) resultan ser los menos sólidos del disco, y si bien no son causal de saltear tracks a la hora de escuchar el trabajo entero, no lograron cautivar mi oído de la misma manera que el resto. A favor de los altos y bajos del álbum, hay que decir que todos logran hacerme pensar que el indie nacional está adelantando mucho trabajo pendiente.
Contraluz Contraataque se puede escuchar entero en el MySpace de Pommez Internacional.
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