2012: 25 discos


25

Blues Control - Valley Tangents

No pude encontrar el momento exacto con imágenes, pero desde la primera vez que escuché Valley Tangents pensé que perfectamente podría ser el disco de la banda de café concert que el militar les recomienda ir a ver a los Spinal Tap. Varios otros discos de 2012 desafiaron con mayor fuerza la confianza del oyente en lo genuino de sus sonidos, pero ninguno tuvo tanto esfuerzo en la ejecución de los instrumentos. Es que la música de Blues Control está muy lejos de ser hecha irónicamente, pero bien cerca de todo cliché que puedan recordar de lo que escuchaba algún tío tan fanático del rock progesivo como para tirar formaciones de bandas como si fueran equipos de fútbol. Más bien el disco se codea con un sonido propio del Steely Dan más snob, o de un solo de Traffic que dura menos de diez minutos, aunque con una menor obsesión por la fidelidad del corte final. Si prometen no recomendárselo a ninguna persona menor de 40 con la que quieran tener alguna relación, va a ser una gran escucha.

24

Sun Araw & M. Geddes Gengras Meet The Congos - Icon Give Thank

La serie FRKWYS de la editora RVNG tuvo en sus ocho volúmenes anteriores la picardía de juntar nombres con tan buen criterio que los discos que se produjeron siempre estuvieron algo debajo de las expectativas, además de que en varias ocasiones se disolvieron las virtudes particulares de los convocados. Sin tener el trasfondo necesario en Sun Araw, Pocahaunted y los Congos como para dictaminar que Icon Give Thank considera adecuadamente pergaminos y estilos, simplemente salió un muy buen disco de Dub, donde los nerds del sintetizador respetaron el cuelgue del ritmo ancestral sin perder virtuosismo en su campo, un cruce que fascina a nos los turistas y no debería indignar a aquellos con la potestad de levantar el índice hacia Nairobi y acusar falsedad. Si se sienten inspirados fíjense qué tal lo que hicieron Ricardo Villalobos y Max Loderbauer sobre un track de The Orb con Lee Scratch Perry, y hablaremos algo más en el puesto 12.

23

Benoit & Sergio - New Ships EP

En el año más ortiba para la música electrónica en mucho tiempo (ver puesto 19), el mejor EP de Benoit & Sergio hasta la fecha llevó las cosas a lo que en Argentina serían unos años atrás, el sonido de la Metro cuando una bebida alcohólica quería prender en un target ávido de tweetear qué disco está sonando y qué trago está tomando en directo. De todos modos ninguna canción en New Ships pasaría una reunión de creativos en Puerto Madero, con letras conscientes de las responsabilidades una vez cumplidos los 30 y bases tan relajadas como firmes en su postura de no explotar en un bajo demasiado catártico después de dos estrofas. La canción homónima se rebela bien bolichera, pero confiamos en el mal gusto de nuestros publicistas para no quemarla.

22

Las malas amistades - Maleza

Con la atención exclusiva de los blogs anglosajones (descubierto gracias a Gorilla vs. Bear) y casi imposible de rastrear, desde Bogotá salió un disco Folk de 28 canciones por debajo de los 4 minutos, letras antojadizas en voces neutras e instrumentaciones curiosas de Casio. Claro que todo esto es novedoso para gente que no lleva casi una década soportando a la pandilla de Minimal, Mimi Maura y sus derivados indies, el Folk de palta y vino tinto y Onda Vaga y la iglesia de jóvenes palermitanos conversos a los pantalones de bambula. Si a un disco nuevo no le proyectamos el patrón de los problemas que tuvimos con discos anteriores no vamos a sufrir tanto (o quizá eso aplicaba a las novias), pero con disfrutar del anti-Freak Folk de Violeta Castillo y Paula Trama van a poder meterse tranquilos en Maleza. Es conseguible en Soulseek.

21

Symmetry - Themes for an Imaginary Film

Del destape creativo del productor Johnny Jewel durante 2012 (todo está en su SoundCloud) me quedo con la banda sonora que había preparado con Nat Walker para Drive. El material no fue usado, y ya no hay ninguna necesidad de acudir a la película: dos horas de Synth Noir sostenidas como las miradas sensuales en Kill For Love de Chromatics o la angustia en una Batman de Nolan. Pese a esto se nota el oficio del dúo en adaptar su tamiz electrónico a la variedad de momentos de la película (cualquier película urbana y oscura), si bien el disco queda condicionado a su condición fallida de soporte, y la escucha se complica con semejante duración. No renegar de alinearla con su par de Reznor y Ross en 2010: maestría del dominio electrónico y acústico para plasmar un sonido propio en un contexto ajeno.

20

Julia Holter - Ekstasis

Una sobreviviente de adicción a la producción en dormitorio (lo cual nunca se notó tanto) con la obra menos baqueteada de la actualidad. Hizo muy bien en encarar desde un principio (Tragedy, del año pasado) un sonido con Laurie Anderson como faro y en Ekstasis fue capaz de aplicar su obsesión por hacer todo barroco a canciones con estructuras más rigurosas. Los dos discos son engañosamente parecidos, pero ahora muchos tracks del debut parecen interludios ambientales para ventilar al Pop de sacra de Ekstasis.

19

Actress - R.I.P

Swim de Caribou pudo tener tranquilamente la culpa: nadie quiso hacer bailar demasiado este año. Y Actress viene recorriendo esta senda antes que muchos, pero la contundencia de R.I.P para acercarse a la pista a incomodar puso las cosas en perspectiva y provocó la creación de varios términos para un género inventado este año. Voy a llamarlo Anti-House: tiene el pulso, el bajo y el sintetizador, y ningún atisbo de conjugar estos elementos en pos de darle una mano a un DJ. Es cierto que nunca escuché algo de Actress en Sobremonte, y que para intenciones truncas de música House está el puesto 13 de esta lista, pero el trabajo de Cunningham está signado por las ganas de desarmar, romper, deconstruir: el ritmo en R.I.P queda por la mitad, no llega a construirse o sale tremendamente vestido y parece dejarse el calzoncillo en la cama.
 
18

VVAA - Don't Break My Love: A Collection Of Lost Memories From Sunset & Clown

Un chico de 22 años que crece acomodado y culturalmente estimulado entre dos países completamente distintos no sólo es capaz de sacar el debut más exitosamente snob en mucho tiempo y vendérselo a Resident Advisor como oro (es efectivamente un gran disco que omití en 2011), sino que también puede fundar su propia editora y sacar un disco colectivo que hasta que fue pirateado sólo podía escucharse en un cubo de edición limitada. Don't Break My Love cumple como producción coral en dar impresión de la existencia de una cofradía (Jaar acostumbra tocar con amigos de la infancia) de gente interesada en el punto muerto donde un acordeón y un violín pueden apoyarse en golpes producidos por una Mac. Un punto muerto como la casa de té donde estas canciones deberían acompañar los domingos de nuestras madres.

17

THEESatisfaction - awE naturalE
El dúo fue colaboracionista en el nacimiento del Hip-Hop cósmico a cargo de Shabazz Palaces, participando en Black Up de 2011. Y aplican un enfoque más o menos similar a un R&B claramente heredero de Erykah Badu, pero menos interesado en instalar climas que en tirar algunas ideas sueltas sobre sampleos originales e inconclusos. Pese al tratamiento de snack sobre varias canciones, algunas otras (QueenS, Existinct, Sweat, God -con devolución de gentilezas de Ishmael Butler-) encuentran un camino con principio y fin, que no necesariamente incluyen estrofas y estribillo. Grandes singles recientes fueron armados con segundos sampleados por J Dilla, y THEESatisfaction podría presentar un disco menos inquieto sin dejar de ser boutique.

16

MediaFired - The pathway through Whatever

Canciones populares mal consideradas, institucionales, material corporativo, publicidades, confort, capitalismo, guiño guiño. La obra maestra del género que no tenía nombre fue pergeñada por James Ferraro en 2011, pero este año salieron muchos artistas a puro sampleo y un estilo similar: nació la Vaporwave. El portugués MediaFired entra en la bolsa al ser editado por Beer on the Rug, pero The pathway through Whatever (cassette del año), es demasiado simple y entretenido para tener que filtrarse con ideas demasiado retorcidas sobre un momento cultural que ni siquiera podemos vivir con el tiempo suficiente. El único hilo conductor entre las canciones es el headbanging que permiten en menos de media hora, entre el Dubstep de VHS (Pepsi Van, Cinderella's Big Score) y la hipnagogía murguera de Inner Jerks. Demasiado divertido para el público que llegó a conocerlo.

15

Extraperlo - Delirio específico

La fórmula del Roxy Music baleárico que tan bien funcionó en Desayuno continental (2009), aunque alguien entre El Guincho (productor) o los músicos han descartado los momentos más calmos que aireaban bastante aquel debut. Delirio específico no baja nunca pero tampoco llega a saturar; Extraperlo es heredera de muchos ejemplos ochentosos en su país como para no manejarse con cintura en ese sentido. Las canciones dependen menos de la hermosa voz de Borja Rosal, que aparece seguido entre guitarras y bajos transversales o acompañado en unas armonías maravillosas con Alba Blasi. Ojo con la lujuria que chorrean las letras y la sexualidad bien perturbada en el video del primer single.

14

Ty Segall & White Fence - Hair

El más tranquilo de los 3 discos que salieron de Ty en 2012. Va a ser difícil lanzarse a tirar una bolsa de calificativos cada año, con el ritmo de producción que tiene (2 de estudio, un vivo y un compilado en 2011), pero puede señalarse la metamorfosis exitosa después de tanto ruido, en tan poco tiempo. En Hair y con la colaboración de Tim Presley, Segall da un paso grande más allá de los pasajes calmos de Goodbye Bread, que siempre se diluían en algún asunto con distorsión o un solo. Este es un disco pleno de Garage en otro año de recreo con el Rock para Segall, bastante joven y talentoso aún para tener que decidirse por un sonido que tomar para siempre: en Hair surgen otro tono de voz, ritmos más lentos y exploraciones más pacientes de guitarra por profundizar. Sus mentores de Thee Oh Sees también asomaron exitosamente este año, con Putrifiers II.

13

Ricardo Villalobos - Dependent and Happy

Ricardo se está convirtiendo en el Hitchcock de la electrónica. Dejando de lado cualquier valoración o canon, si juntan las dos carreras a sendas alturas van a ver a dos grandes manipuladores de los sentidos involucrados en sus trabajos buscando desafíos por la mera necesidad de superarse a ellos mismos. No están forzados a satisfacer el gusto del público, no están limitados por ninguna imposición de un jefe (pueden producirse a ellos mismos) y la reprobación crítica que pudieran recibir no podría dañarlos en ningún sentido. Es cierto que en los '60 comenzaron para Hitch los mayores problemas con las actrices, pero esto lo deja a Villalobos aún más cerca de lo que quiero demostrar: la vuelta a la House después de sus vacaciones experimentales de 2011 (Re: ECM, sin dudas la peor omisión de mi selección) está incluso más pasada de rosca de lo que se esperaba de él. Como hace casi 20 años sigue llevando la pelota contra el córner a los 40 del segundo tiempo, pero 8 años después del último LP de estudio hay algunos cambios imperceptibles/totalmente notables: el enchastre de bases jazzeras metidas entre los cuatro cuartos groguis de siempre, algunas canciones desnudas de membranas que pudieron venir sonando desde hace minutos y durar dos horas más pero se cortaron para que quepan en el disco, la ensalada de sonido ambiental (Zuipox) y urbano (Ferenc), y la mayor abominación contra el concepto de canción que conozca de Villalobos al día de hoy: Tu Actitud, track del año y pieza indescriptible que prefiero no saltar a defender.

12

Peaking Lights - Lucifer

936 (la última omisión de discos en 2011 que voy a mencionar en esta lista para no pasar más vergüenza) me dejó un poco mal colocado para el instante en que quise acercarme a Lucifer: esperaba más dosis del Dub de plástico que había en el debut. Evidenciando mi inmadurez en la manera que me relaciono con las cosas y la gente a mi alrededor, tuve que saciar esa necesidad con las remixes que el mismo dúo sacó de algunos tracks de Lucifer. Y recién desde ese punto pude apreciar mayormente el esfuerzo del segundo disco: me doy cuenta de que ni siquiera es tal la escasez de cuelgue respecto a 936. Sí hay una paleta más amplia de paseos en terrenos áridos, que en ritmos más rápidos, letras prístinas y melodías accesibles no pierden el efecto de los hongos en los oídos.

11

Hot Chip - In Our Heads

El regreso al equilibrio distintivo de la banda que se había perdido en el existencialismo excesivo de One Life Stand. Es la vuelta de los contrapuntos tan irónicos como para que Hot Chip esté cada vez más afianzado en las responsabilidades de una adultez en el Pop: donde siempre estuvieron las armonías de Motown saliendo de cabezas pálidas sobre cruces de sintetizadores, los cultos a la monogamia eterna en paquetes hechos para el top 40 y los himnos de FM en el taxi de vuelta a casa en la mitad del disco, hoy se suman los singles de 7 minutos donde un estribillo no se repite durante los últimos 3, las reflexiones subliminales entre instrucciones de baile y el camino propio del que Hot Chip puede presumir en los primeros signos de anarquía en la electrónica desde que DFA no significa algo en concreto.

10

Traxman - Da Mind of Traxman

La curiosa historia del género musical que encuentra un disco que redescubre sus posibilidades de expansión durante el mismo año en que el género se hace conocido. Esto es un poco porque los más despiertos supieron sobre el Footwork con unas compilaciones en 2010 y 2011, y por otro lado porque, en el fondo de nuestras conciencias, no creemos que se pueda ir demasiado lejos con ese ritmo y los sampleos tartamudos. Y Traxman logra muchísimo, la verdad: una gran nube donde el Juke se confunde con Jazz, House, Techno, Hip-Hop instrumental, Brostep, ¿¡Samba?!, Lounge, Prince y un borrador de sí mismo para un posible futuro, popular y próspero. No olvidemos que hay gente en Chicago que usa esto hace años para bailar. Rashad y Spinn hicieron los otros grandes aportes al género en 2012, en los dos volúmenes de Teklife.

9

Dent May - Do Things

La crítica negativa común a Do Things tuvo un tufillo al ensañamiento de Pitchfork contra el Weezer contemporáneo, exigiendo algo innecesario detrás de la simpleza del mensaje del disco, una supuesta complejidad que termina homogeneizando a tantísimos estilos en cuestión de meses. El disco tiene la inocencia genérica de las cosas que los Animal Collective deciden editar como si estuvieran envidiosos: las armonías de Beach Boys que Dent May maneja de taquito pero con el equipamiento de una banda de fiesta de casamiento (en ácido, declaró el músico) en vez del ukulele del disco anterior. Las letras, recontra poperas, se permiten algún retrato de las decepciones particulares de cualquier familiar nuestro, esas de las que no escaparemos con ninguna posmodernidad.

8

Swans - The Seer

A mi favor voy a dudar de que teniendo más música encima, más años, un gusto más amplio, un hermano que me hubiera hecho conocer a Swans hace un tiempo, estudios musicales o 666 de Aphrodite's Child en vinilo yo podría escribir algo sobre The Seer que ocultara el hecho de me enteré de todo por una etiqueta de Pitchfork. El placer que brinda disfrutar de estas aristas del Rock a esta altura de la música me parece suficiente.

7

Tropa Macaca - Ectoplasma

Descubierto de casualidad, viendo qué hacía un nombre en español editado por Software, el área que tienen Joel Ford y Daniel Lopatin dentro de Mexican Summer. Tropa Macaca es en realidad un dúo portugués, pero el sonido encaja perfectamente con lo todavía poco que Software viene lanzando: son dos singles tremendos de 15 minutos, salidos del mismo basurero de sintetizadores donde surgen los discos de Oneohtrix Point Never, pero evidentemente con una mayor paciencia para ir construyendo pequeñas suites Noise, con variedad de partes pero en continua tensión.

6

Mac DeMarco - 2

Un disco medio hermano del puesto 9 en sus descripciones tan amables del paisaje pequeño y tiernamente triste de cualquier hogar en un suburbio blanco. DeMarco se mete además en la matriz del sonido de un lado B en un cassette medio gastado de Matador Records, como en una ópera narrada por un slacker, Fry de Futurama antes de los viajes en el tiempo o cualquier amigo nuestro reconocible en jogging y campera Adidas trucha. Hubo tal obsesión con la idea del zeitgeist que DeMarco representa que Rock And Roll Night Club, su otro lanzamiento de este año, perfectamente puede ser la banda sonora en la vida del personaje surgido en 2. Si llegaron a los 30 sin hacerse demasiado daño y escucharon a los Departmentstore Santas de jóvenes, el disco es un premio a la supervivencia.
 
5

Killer Mike - R.A.P. Music

Todo en el Hip-Hop necesitó ser justificado con varias vueltas en 2012, buscándole la quinta pata a la mixtape de un chico de 17, declarando el status clásico del disco de Kendrick Lamar o teniendo que justificar el gusto por Chief Keef porque este año fue noticia más seguido por sus conflictos de barrio que terminaron con un pibe asesinado a tiros que por cualquier lanzamiento musical. R.A.P. Music parece un título puesto a propósito en ese contexto, y es un disco que suena como un despertador bidireccional en el Hip-Hop: llamado a jóvenes demasiado enroscados en boludeces sin siquiera haber firmado un contrato, y mayormente una lección de compromiso a otros rappers del mainstream. ¿Por qué la primavera obamista tendría que calmar cualquier reclamo? Killer Mike se mete en algunos tópicos que no dependen de quién gane una elección o que se sancione una ley de salud, y dispara algunos existencialismos sobre el Hip-Hop con el entusiasmo propio de quien tiene toda la vida por delante. Esa es la irónica merma en estos tiempos de sobreproducción: jóvenes con entusiasmo noble en el género, adultos con conciencia de los problemas a su alrededor. ¿O realmente tengo que escuchar el nuevo de Kendrick Lamar?

4

Ariel Pink's Haunted Graffiti - Mature Themes

Es un disco mejor que Before Today porque es un disco más melómano: las excavaciones de Ariel están dando material nuevo después de mucho tiempo, teniendo en cuenta que Before Today es un disco de covers. Y es el principio de una profesionalización inédita en su carrera, con giras mundiales, responsabilidades con la editora y presupuesto para trucos de estudio más complejos. Da ahora la sensación de que cualquier influencia aplicable se disolvía previamente en el filtro del lo-fi, y ahora se distinguen orígenes nuevos: Mature Themes es un disco de Zappa si las Mothers of Invention fueran una banda universitaria. Y lo que separaba a Ariel de Zappa era un respeto mucho menor por la técnica con los instrumentos, un numerito que prácticamente no podía hacer sobre el escenario cuando estuvo en Buenos Aires. Se convirtió en un músico condicionado por las intenciones de llegar a un sonido complejo, que sigue pareciendo hecho hace 30 años pero con un nivel de apreciación para los detalles que no existía por ese entonces. Para sentirse joven otra vez siempre tendrá sus recreos de 62 canciones con R. Stevie Moore.

3

Death Grips - The Money Store

¿Alguien recuerda en serio a qué se le decía Hardcore Rap? Eran bodoques de resentimiento en atuendos enteramente negros, las pieles pálidas de quedarse llorando en la pieza, letras solemnes atormentando las venas de chicos que nada más tenían demasiado tiempo libre. The Money Store es solamente un MC muy enérgico sobre los beats más vertiginosos desde Fear of a Black Planet, un producto que demuestra cuánta apertura musical y mental es necesaria para instar a la catarsis. El colchón de ruido multicultural, Brostep meets Bollywood que construyeron Zach Hill (a quien tal vez conozcan del volumen insoportable en los discos de Marnie Stern) y Flatlander se para de manos con total dignidad ante la canilla de ira de MC Ride. Es lo hardcore entendido a la manera de John Waters, el pogo con invitación a todos los freaks que Odd Future y M.I.A. fallaron en construir. En entrevista con Pitchfork se revelaron algunas ideas maravillosas sobre la música y la manera en que la llevamos por la vida, bastante alejadas del barullo berreta que provocaron con Epic Records.

2

Voices From The Lake - Voices From The Lake

El disco para auriculares del año, y un ejemplo inmejorable sobre los orígenes inciertos de las obras que pueden cambiar a un género: el DJ set de un productor y un ingeniero italianos para un festival hecho sobre un escenario absurdo montado en Tokio. Difícil de expresar es el manjar auditivo que representa el set en sus distintas escenas, pero después de varias escuchas enteras las canciones van cobrando más virtudes en lo simple de su arquitectura: con los pocos elementos que van superponiéndose (percusiones, sintetizadores, bajos tímidos y una banda de sonidos ambientales), tomar dos tracks distantes entre sí y ver la distancia abismal que el set fue recorriendo en el medio, no poder distinguir el paso de los tracks si no se presta atención a los cortes de los archivos, apreciar las pequeñas piezas que se arman juntando dos o tres partes consecutivas, aislar una canción distinta cada semana según qué parte del set se haya pegado. La cumbre en la obsesión de Donato Dozzy y Neel por pegar el Techno a los sentidos hasta que forma parte de nuestro ambiente.

1

Frank Ocean - Channel Orange

Todavía me sorprende la frialdad con la que pude reseñar Channel Orange hace unos meses. Ese intento de profesionalismo era más bien una necesidad: vivía tiempos bastante enroscados y empecé a pedir discos en Rocktails como una manera de apuntalarme a escribir con un plazo más o menos fijo y quitarme pensamientos tortuosos de la cabeza por un par de días. No había pedido específicamente Channel Orange, sino que fue el primer encargo que me hizo la editora del sitio, y no sé si tenía la intuición de que el disco venía con una carga importante que me iba a detonar muchas emociones latentes, pero hasta que surgió la chance de la reseña me había casi prohibido escucharlo demasiado. Y me cuesta acercármele ahora mismo, después de una recuperación anímica limpia y propia que sin embargo lastimó a otras personas en el camino.

Esa reseña tan sobria fue el resultado de días jugándome el corazón vía mail, llorando espontáneamente y buscándole el ancla a cualquier parte del disco para que me pudiera sacar un rato de un invierno que me tenía desempleado, lejos del estudio y los hobbies y pensando mi vida como si fuera un episodio de Twin Peaks. No sé si consideraba a Ocean como un ícono para sacarme las mochilas (de cualquier tipo de problemas) de encima, pero recuerdo que durante las semanas posteriores al lanzamiento de Channel Orange hice mucha catarsis pública sobre las ollas que se me destaparon en conjunto este año, al estilo de Ocean con el amor no correspondido que sacó a la luz. Una vez que me había cansado de repetir mis problemas en voz alta empecé a moverme con una paciencia inédita en la dirección de las cosas que me llenan, y de repente estamos a fines de diciembre y me encuentro imperturbable frente a las cosas que me jodieron por meses.

No encontré un disco que me gustara más que Channel Orange en todo el año. Lo puse en el trabajo varias veces, hablando encima de las canciones con compañeros, y ni de fondo pierde la calidad que le notaba objetivamente cuando andaba con mal de amores. Ocean será capaz de sacar discos que les podamos regalar a nuestras madres en Navidad, porque va a ser un crooner que transforme cualquier single en algo aparte. No hay mucho más que discutir: yo hice esa reseña exhaustiva en agosto y ahora merecía descargarme. Ahí decía que Channel Orange será un discazo sin la historia de Ocean encima, pero ignoraba que en 2012 formó parte importante de la mía.

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