2010: discos notables, parte 5


Ordenados alfabéticamente. Un top 10 se va a publicar la semana que viene. Clickear en las tapas para escuchar en Grooveshare o descargar. Ver partes 1, 2, 3 y 4.

Más pervertido y directo que Horehound, y francamente mejor gracias a que Mosshart y White comparten más las partes vocales. La genial presentación que tuvo (show por Internet con la banda tocando el disco entero y la transmisión continua del vinilo en un cuarto altamente perturbador) más las múltiples movidas de Third Man Records durante el año hablan de una cruzada honesta y apasionada por la supervivencia del Rock.

Ideal para el que disfruta los 15 segundos de la banda cada vez que el late night se va al corte o vuelve del mismo. No es tan fuerte como el disco de Fitz and The Tantrums que comenté el otro día, pero es claro que su estilo es distinto. Las Diplomettes, el trío de cantantes encargadas de las canciones, llevan las historias a la manera de las Marvelettes, sobre una banda influenciada por Booker T. & the M.G.'s y los vientos de Sly and The Family Stone. Descubiertos gracias a la increíble sesión que hicieron en Daytrotter.

 ¿Cuán Springsteen se puede sonar? Por la duración del disco, se nota que por ahora no se animaron a las epopeyas instrumentales de la E Street.

La ida del tecladista quitó un poco de ornamentación pero no cortó el camino que venía haciendo la banda, que se siente más cómoda -cuestiones de edad a tener en cuenta- reflexionando que rockeando.

No es joda, pero no me había dedicado a este disco hasta que los Pet Shop Boys lo recomendaron por Twitter. Es una pena que el ritmo se desvanezca tan rápido, pero el producto final no se resiente.

No es lo mejor que pueden dar (en unos días sabrán por qué), y quedó a mitad de camino entre los beats Dillanescos instrumentales (bueno, de eso se trata lo de la semana que viene) y el Soul apto para todo público tan irritante que hicieron con John Legend. De hecho, es el tamiz del sonido del disco en su segunda mitad, después del excelente track separador, que justamente se llama Dillatude. Todo cíclico. Son muy buenas las incorporaciones indies a las primeras canciones.

Es en discos como éste en los que la crítica se tienta a hablar de texturas. Es que los instrumentos suenan algo difusos, como para poder acoplarse a la voz única de Andrea Estella, objeto sexual indie/retro del año. Desde el segundo track se impone la sensación de que la chanson nació en el Brooklyn de los '80. Desde el sitio oficial pueden descargarse las canciones.

 Más africano, más Ska, más violines, más falsete, más vintage, más electrónico, más chombita, más sweater, más discos vendidos.

Iniciativas de este tipo no son novedad: el marplatense Fabián Spampinato ya realizó álbumes homenaje a Spinetta o Gieco, con artistas invitados para los covers y fines caritativos. En este caso, el oyente puede tirar unos pesos para el conservatorio de música de Los Angeles (o bajar el disco gratuitamente), disfrutar de las muy buenas versiones que se hicieron de Television y conocer varias bandas de allá que seguramente se hayan beneficiado gracias a ese conservatorio. También este año se destacaron discos como éste de covers de los Mountain Goats, a beneficio de la organización Farm Sanctuary, y la revista Paste ofreció muchísimas canciones a cambio de una donación para Haití.

Por ahora las apologías a la nada son lo que mejor le sale. Le deseo que el próximo LP tenga mejor suerte, ya que una tercera abarcación sobre el programa ya sería catastrófica.

El disco hippie del año. Pero hippie en serio, canciones de Phish y Greateful Dead sin las zapadas y con mucha menos fidelidad. Deberían animarse a ir por todo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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